Nuestros productos, fabricados siempre a base de metales de recuperación, nos convierten en una gran planta recicladora capaz de convertir montañas de chatarras en brillante latón que llevará el agua a nuestras casas.

Tras un esmerado control de las materias primas en su recepción, éstas se analizan, clasifican y acondicionan para que la preparación de las cargas que alimentan el horno de fusión garanticen las propiedades químicas óptimas del producto.

La fusión, se hace en un horno de inducción de alta eficiencia energética.

El metal se vuelca al horno de mantenimiento y se cuela por gravedad y en continuo a través de unos moldes de grafito refrigerados donde un moderno sistema de control de tracción permite conferir al lingote de latón las propiedades físicas óptimas.

Una vez enfriado, el lingote se corta y empaqueta y la barra es descortezada y enderezada.

A lo largo de todo el proceso se controlan de forma continua todos los parámetros para mantener los altos niveles de calidad de nuestro producto.

No obstante, todos y cada uno de nuestros lotes se inspeccionan para que el cliente siempre obtenga la composición química, la estructura metalográfica, la fluidez y la pulibilidad requerida.